octubre 24, 2010

Historias - La motivación que me impulsa (parte 2)

Últimamente he estado muy afanada en "estimular" el interés de mis hijos en diversas áreas, como su creatividad o destrezas académicas. Busco que se ocupen en actividades que tienen qué ver con matemáticas o lógica. Sin embargo, me he dado cuenta de que la pura artificialidad del intento construye una barrera entre nosotros.



Desde hace tiempo se me ocurrió la idea de proponerle a Mati - mi hijo mayor de 4 años - que comenzara a escribir sus propias historias.  Para mí es un placer el arte de comunicarme por escrito, y es lo que sé hacer, así que pensé en compartir eso con mi hijo, en vez de forzarme y forzarlos a hacer algo que no es nuestra inclinación natural. Pensé que la actividad podría ofrecer muchos aprendizajes útiles, como familiarizarse con la redacción, reconocer las partes que conforman un escrito, practicar la concepción, selección y organización de ideas, obtener claridad y precisión al redactar, ampliar su vocabulario, etc.

Cuando se me ocurrió la idea - hace varias semanas - se la platiqué a Mati y le dije que íbamos a necesitar muchos dibujos para ilustrar sus historias. Desde hace meses Mateo aprendió a dibujar en Paint  y le gusta mucho usarlo, así que desde que le conté mi idea, ha pasado muchas horas haciendo obras de arte en la computadora.

La semana pasada decidí tomar el tiempo y escribimos la primera historia. Él estaba emocionado narrando todos los acontecimientos muy apeñuscados. Le ayudé a ir "desenredándolos" y a ir escribiendo frase por frase, ordenando los hechos. Hicimos una presentación de Power Point con tres diapositivas y dos o tres frases en cada una, debajo de un dibujo. El proceso fue fascinante. Él me decía su idea y yo le ayudaba a estructurarla hasta que se concretaba en una sola oración congruente. Después pensábamos en "adornarla" con palabras especiales como adjetivos o adverbios. Yo lo iba escribiendo, y Mati se admiraba de verme teclear tan rápido. Decía que algún día él iba a hacerlo igual. Fue realmente deleitoso. Cuando finalmente terminamos y leí cómo quedó, vi un brillo especial en sus ojos y una emoción casi eufórica. Su sonrisa no se podía esconder al ver materializadas sus fantasías en una obra tangible. Después de ese día, me ha estado pidiendo que lo hagamos una y otra vez.  Unos días después  hicimos otra y fue notable su avance. Me narró los hechos de una forma mucho más coherente y ordenada, e incluso utilizó palabras "especiales" él solo.



Ha sido una experiencia muy especial, porque por lo general él no se apasiona tanto con las actividades.  Las hace una vez y cuando siente que está completada, la deja y se olvida de ella. Pero en esta última actividad encontré un punto de conexión entre mi hijo y yo. He aprendido que al compartir con ellos algo que realmente me encanta, por la simple razón de que realmente los amo, todas las barreras se caen y entonces, nos comunicamos íntimamente. Ése es el punto de conexión. Cuando yo comparto con ellos lo que para mí es un deleite, ellos también lo disfrutan, y el gozo de realizar esa actividad es exquisito.  Ése es el diseño natural: aprender en un ambiente de amor y gozo y dejar que los anhelos internos que cada persona posee fluyan libremente y nos lleven a desarrollar lo que tengamos que desarrollar para alcanzar nuestro pleno potencial.

Mi propia realización es un punto de conexión con ellos, pues compartimos una verdad. Ellos están viendo el proceso mediante el cual su mamá está alcanzando la realización, y eso los inspirará a hacer lo mismo. Sin embargo, nuestras diferencias también son una verdad. Yo sé que ellos tienen sus propios anhelos y sus propios talentos y habilidades y su propia misión en la vida. Compartimos hilo y fibra comunes, pero no toda la pieza.  Yo estoy decidida a hacer mi trabajo cada día, haciendo aquello que está lleno de sentido para mí, e invitarlos a involucrarse conmigo. A veces estarán interesados, a veces no. Pero no quiero  romperme  la cabeza y perder tiempo innecesariamente tratando de "estimularlos" esforzándome por encontrarle el gusto a lo artificial y pretendiendo ser quien no soy. Esto es lo que sé hacer y lo que me apasiona y es lo que voy a desarrollar. Estoy segura de que mis acciones los motivarán a imitarme y a buscar en lo profundo de ellos mismos cuál es su motor interno y a desarrollar plenamente lo que es su pasión.

3 comentarios:

  1. Muy interesante hija, y muy cierto.
    Me sorprende la capacidad de expresión que tiene Mateo, un niño de 4 años. Cómo usa los conceptos, las palabras y la tecnología para expresar con creatividad la motivación que lo impulsa.
    Carlos Salazar.

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  2. Mi Mateo!! Si ahorita hace tantas cosas sorprendentes, qué será cuando sepa escribir en la computadora como bala (igual que su madre, jaja)!!, y escribiendo sus propias historias o artículos!! WOOOW!!

    Me alegro mucho que estés realizando este tipo de actividades con mis nenes!!!
    Te amo!!!

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  3. Pris, estoy absorto (¿así se dice?) con tu forma y facilidad de escribir y transmitir tus ideas.
    Realmente te felicito, por favor, ¡publica! en internet, diarios, libros, revistas, donde sea!!!
    Te quiero mucho!!!

    El Tio Joe.

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