marzo 01, 2011

La certeza de lo natural


El otro día me llamó mucho la atención algo que hizo Pao, mi segundo hijito, de tres años: Estaban jugando con palitos de madera haciendo figuras. Después de un rato, me enseñó lo que había hecho y los palitos estaban acomodados como formando letras, aunque no era nada legible. Y me dijo: “Mira mamá, aquí dice Indiana Jones, y acá tengo una M… y si la pusiera al principio, entonces diría Mindiana Jones”


Me sorprendió mucho porque desde hace algún tiempo decidí no enseñarles nada deliberadamente - especialmente a Pao - y veo cómo su propia motivación e interés les lleva a aprender de todos modos lo que yo habría forzado e incluso, frustrado. Me da tristeza confirmar que cuando yo estoy ansiosa por que aprendan algo, entonces les transmito esos mismos sentimientos, y en el futuro, ellos muestran antipatía por aquello que yo tanto ambicionaba que aprendieran.

Sin embargo, Pao y Caleb constantemente muestran interés por las letras. Las ven por todas partes, las señalan, las nombran. Caleb identifica la letra A y trata de dibujarla. Pao se sabe muchas letras, las identifica y las dibuja, y ahora, hasta está comenzando a deducir que las letras pueden combinarse para producir sonidos diferentes. ¡Y yo no les he enseñado nada!

Es difícil deshacernos de los paradigmas que se nos han instalado durante toda la vida; y la inercia que nos empuja a querer decidir lo que “tienen” que aprender en qué momento y de qué maneras es casi irresistible. Sin embargo, cuando observo a Caleb, mi bebé de casi dos años, en su proceso de aprender a hablar, me convenzo más de que los niños ya tienen los recursos necesarios para aprender lo que necesitan aprender en cada momento, y no necesitan de nuestra intervención. Nunca me he detenido a analizar su proceso de adquisición de lenguaje o a evaluarlo, o a establecer metas o a buscar “mejores” recursos para que su rendimiento sea óptimo, ni tampoco me he puesto a explicarle lo que es un sustantivo o un verbo y cuál es su posición dentro de una frase, o a hacer ejercicios de pronunciación… ¡es absurdo! Todos tenemos la certeza de que tarde o temprano, a su tiempo, él va a hablar y lo va a hacer bien. Pero cuando se trata de otras habilidades, esa certeza se va, porque toda la vida se nos ha dicho que “los expertos” deben encargarse de desempeñar ese trabajo, y entonces, buscamos algo “confiable” de lo cual aferrarnos.

Aun cuando desde hace muchos años decidí no enviar a mis hijos a la escuela, el acto de desescolarizar mi mente todavía está en proceso, y constantemente lucho con la inercia de querer traer la escuela a la casa. Probablemente se deba a que es muy difícil dejar ir el orgullo de no haber sido yo – o algún sistema “confiable” – la responsable de su aprendizaje y darle todo el crédito a su pura motivación interna y a su curiosidad. Pero, ¿qué hay más confiable que su propio sistema de aprendizaje con el que ya venían equipados desde que nacieron? Ellos aprenden de una manera tan natural, tan deleitosa, tan eficiente, tan significativa, tan duradera.

Estoy trabajando en fortalecer esa certeza en mí de que ellos aprenderán lo necesario para su pleno desarrollo a su tiempo y a su manera, y deshacerme por completo de la ansiedad que lo único que hace es frenar y ofuscar el avance. Creo que en esta atmósfera de libertad y naturalidad mantendrán viva esa curiosidad e interés de conocer lo nuevo e incluso, podrán recuperar lo que se haya perdido o atrofiado. Quiero abrazar mi papel de facilitarles todo lo necesario para que ese aprendizaje siga fluyendo sin obstáculos y el de disfrutar el gran privilegio de ser testigo de los grandes milagros que brotan momento a momento.

Los niños aprenden solos. No necesitamos enseñar nada deliberadamente, sino solamente estar dispuestos a invertirnos por completo en estar presentes para poner todas las piezas necesarias para que el aprendizaje siga su flujo natural; sin forzar, sin apresurar, sin ansiedad. Nuestra prioridad más importante debe ser el buscar una conexión genuina con nuestros hijos, y el aprendizaje vendrá, a su tiempo, como un resultado natural. 

4 comentarios:

  1. Me hiciste recordar todos esos momentos en los que Julia mi hija mayor me pregunta sobre cosas inesperadas y la mayoría de esas ocasiones esa primera pregunta viene acompañada de muchas mas. Muchas veces me veo tentada a contestar sin mucha atención, pero trato de forzarme a ofrecerle una respuesta simple pero clara y abrirme a la catarata de preguntas que sé que vendrán después. Porque como dices, hay que estar ahí para colocar las piezas faltantes para que armen su conocimiento y cada respuesta cuenta, cada información solicitada importa mucho ya que está construyendo su visión del mundo que le rodea tan desconocido y extraño. En ocasiones creo que debo aprovechar estos momentos en los que ella exige mi atención y mis palabras porque inevitablemente llegará el día en que los papeles queden invertidos.

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  2. Una tía se acaba de enterar que dejamos la escuela y comenzamos en el homeschooling y lo único que me dijo fue que le acababa de quitar la libertad a mis hijos, pero ahora entiendo que fue al contrario, les acabo de dar total libertad de aprender lo que ellos necesitan en el momento que ellos necesitan. Y que el panorama se abre hasta el infinito porque el límite son ellos mismos.

    Creo que aun me quedaba un poco de temor de estar haciendo lo correcto pero este se ha esfumado al comprobar que lo que sucede con mis hijos es completamente normal.

    Gracias por compartir esto. Que Dios te bendiga!!!

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  3. Qué cosas!! Y pienso que aunque consideras que tú "no les has enseñado" explícitamente a leer, pero ellos constantemente están expuestos a la lectura y escritura, y a muchas cosas más en su vida cotidiana. Simplemente observan y escuchan tus lecturas, y ven y escuchan a su hermano mayor identificar las letras.
    Cuánta razón tiene el gran libro cuando dice a los padres: "estas cosas las repetirás a tus hijos al levantarte, al acostarte, andando por el camino..."
    Porque es lo que se va grabando en las mentes y corazones de nuestros nenes!!
    Qué buena reflexión hija!!

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  4. Sobre el comentario de "repetirás a tus hijos..." quiero agragar que no se refiere a una "repetición de enseñanza" sino a una vida cotidiana congruente a la que los hijos se exponen diariamente en la cercanía de los padres. Así desarrollan su aprndizaje de la vida. Eso es lo que ustedes están experimentando.

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