octubre 09, 2010

Fusionados en uno solo

Conocí a Mario hace dieciséis años. Fuimos compañeros en la prepa. Me gustaba reírme de sus chistes y él me ayudaba con el inglés.  El día de la graduación fue la última vez que lo vi. Siete años después, recibí un forward con su dirección entre la lista de destinatarios. Me sorprendió verlo porque hacía tantos años que no sabía nada de él, y además, no estaba segura de que fuera el mismo Mario González que yo conocía.
Le escribí para saludarlo y rápidamente recibí una respuesta de él. Unas semanas después nos reunimos junto con otros amigos y fue emocionante volver a verlo, después de tantos años. Unos meses después, él entró a trabajar con mi papá y ellos iniciaron una amistad cercana. Mientras tanto, nosotros también manteníamos comunicación por medio del internet y discutíamos temas interesantes como el sentido de la vida, los valores universales, la educación, la importancia de la familia en la sociedad... Cinco meses después, Mario decidió que quería casarse conmigo y habló con mi papá para decírselo. Mi papá estuvo de acuerdo en que me lo dijera a mí y me preguntara si yo también quería casarme con él. El 8 de octubre de 2003 acepté casarme con Mario para el año siguiente. Ese día iniciamos una relación cuyo objetivo era el matrimonio. Durante ese año nos dedicamos a establecer los primeros fundamentos de nuestro matrimonio y a prepararnos para la fundación de la nueva familia que estábamos por formar. El 9 de octubre de 2004 unimos nuestras vidas para siempre, en un día inolvidable.
No puedo decir que desde entonces hemos "vivido felices por siempre" Eso sólo sucede en los cuentos de hadas. La mayoría de las mujeres vivimos ilusionadas con la idea de casarnos con un príncipe azul. Idealizamos el momento de la boda y la vida después de casados. Entre nubes de color de rosa nos imaginamos cómo será ese hombre, cómo nos tratará, cómo se comportará, y soñamos tanto con nuestras ilusiones, que en verdad creemos que así es el matrimonio. Sin embargo, a lo largo de estos seis años de casada, he descubierto que el matrimonio es real y es mucho más interesante y dinámico que la relación entre la Bella Durmiente y el Príncipe Azul.  Nuestro matrimonio ha estado lleno de altas y bajas, y a través de cada experiencia hemos aprendido y hemos fortalecido más y más nuestra unión. Una noche antes de darle el "sí" definitivo a Mario, tuve una plática muy profunda con mi papá. Me sentía muy nerviosa, con muchas incógnitas y un futuro muy incierto. Sabía que esa pequeña decisión que estaba a punto de tomar cambiaría el rumbo de mi vida para siempre. Las sabias palabras de mi papá me alentaron y me dieron las fuerzas necesarias para tomar mi decisión, y… puedo decir que ha sido la mejor decisión de mi vida.  Algo de lo que él me dijo esa noche fue: "El matrimonio es como comprar un par de zapatos nuevos: estás segura de que los quieres,  los compras, y estás feliz con ellos, aunque, por ser nuevos, te lastiman y te hacen ampollas. Con el paso del tiempo y después de mucho caminar con ellos, poco a poco vas amoldándolos y dejan de lastimarte, hasta que finalmente, se convierten en tus zapatos favoritos y llega el momento en que no te los quieres quitar. Tu personalidad y la de Mario tienen el potencial de complementarse bien; sin embargo, esas diferencias que los atraen, son las mismas que pueden lastimarlos y ser muy dolorosas. Todo es cuestión de que ustedes tomen la decisión de unirse y amoldarse uno al otro hasta que llegue el momento en que sea imposible separarse."  He atesorado en mi corazón ese momento con él, y sus palabras siguen alentándome día con día.  

A lo largo de estos años he confirmado esas sabias palabras en mi propio matrimonio. Me he dado cuenta de que todo es cuestión de decisión. El amor es una decisión voluntaria, y no depende de sentimientos ni emociones. De hecho, la decisión racional y consciente es la que hace que las emociones y los sentimientos sean una realidad. En mi caso personal, esa decisión ha significado morir a mis propios ideales y expectativas que yo también había creado desde muy joven acerca de un marido y del matrimonio. He tenido que decirme a mí misma lo que tanto les digo a mis hijos cuando, después de haberme esmerado en preparar algo rico de comer para todos, con mucha ligereza ellos dicen: "yo no quería eso de comer, yo esperaba otra cosa". En esas situaciones, necesitamos recordarles que las expectativas en su mente no les permiten ver lo que sí tienen por estar enfocados solamente en lo que querían tener; y que crear expectativas nos lleva a ser personas ingratas, porque estamos tan cegados por nuestros deseos, que no somos capaces de ver y agradecer lo que sí tenemos enfrente.  Estoy aprendiendo a visualizar las intenciones detrás de los resultados, aun cuando éstos no sean lo que *yo esperaba.* Me he sorprendido de todo lo que he comenzado a experimentar y descubrir que en realidad mi marido es mucho más romántico de lo que yo creía… simplemente que él lo expresa de una forma muy distinta a la que yo esperaba ver. Por eso estaba lejos de mi vista. ¡Qué triste perdernos de tantos detalles hermosos de la vida por tener la vista tan corta y estrecha! 
Hace tiempo decidí borrar todas esas expectativas que muchas veces me cegaban para no ver al maravilloso hombre de carne y hueso que es mucho mejor que el príncipe azul de mis sueños, pues lo tengo a mi lado, amándome y luchando por hacer que cada minuto que vivimos juntos contribuya a nuestro crecimiento; y también decidí que no iba a dejar pasar la vida sin aprovechar lo que sí tengo, por estar anhelando cosas irreales.

He aprendido que yo tengo en mis manos el poder de hacer que surja lo mejor de ese hombre. Ése es el misterio del matrimonio: que dos personas totalmente opuestas sean atraídas y puedan amalgamarse de tal manera que permanezcan unidas hasta la muerte. Fuimos creados como seres sociales, y todo lo que es débil en mí, es fuerte en él; y lo débil en él es fuerte en mí. La persona que más nos ama es quien mejor puede ver nuestros defectos y nuestras virtudes, pero esa habilidad no fue puesta para oprimir, rechazar, criticar o humillar. Fue puesta para ayudar a madurar y a crecer a la persona amada, no para esclavizarla con formas correctas o altas expectativas. Esa habilidad de ver sus debilidades no me fue dada para enojarme y regañarlo por sus carencias, sino para ayudarle a superarlas y complementarlo; de la misma forma que él lo hace conmigo. Yo fui puesta junto a este hombre para ayudarle a sacar todas sus fuerzas desde su interior y desarrollar su pleno potencial. Él necesita un canal, una vía por la cual desembocar toda su fuerza; y esa vía no son hábitos, prácticas ni formas externas. La vía es el amor.  Una vez que hice a un lado mis expectativas y altos estándares en cuanto a su comportamiento hacia mí, he visto renacer a un príncipe maravilloso a mi lado, y he visto cómo nuestra relación se renueva constantemente . Poco a poco he visto surgir en mi esposo las expectativas que yo tenía antes de casarme, pero de una manera totalmente inesperada y tan creativa, que yo jamás me había imaginado. Sin embargo, al haber muerto a ellas, he dado lugar a que su espontaneidad y naturalidad florezcan genuinamente, sin formas externas ni protocolos. Mi falta de expectativa me ha permitido tener una visión clara y despejada, lista para recibirlo tal y como es él, y lo único que he encontrado muy dentro de mi interior es fascinación y gratitud sincera al vislumbrar delante de mí un mundo que es mucho mejor que mis fantasías infantiles. Me he sorprendido de conocer al verdadero hombre con el que me casé y cuyo amor por mí es verdadero y profundo. Conocerlo realmente, sin estar esperando nada de él, simplemente observando y callando me ha hecho enamorarme de él cada vez más. De su ingenio, de su romanticismo, de su esencia. Siento que cada día hay frescura y nuevos motivos por los cuales estar enamorados y sentirnos irresistiblemente atraídos. He hecho mía la realidad de que no existe el hombre perfecto; pero sí existe el hombre perfecto para mí, y soy muy afortunada de tenerlo conmigo, durmiendo a mi lado.

Hoy cumplimos seis años de casados y me siento más plena que nunca, apenas comenzando a dar los primeros pasos en esta nueva dimensión de nuestro matrimonio; entusiasmada de seguir viviendo la vida a tu lado, conociéndonos, cediendo, complementándonos y amoldándonos cada vez más perfectamente  el uno al otro, llegando a fusionarnos en uno solo, durante los años que Dios nos regale juntos.
Te amo, mi amor, eres el hombre de mi vida.

7 comentarios:

  1. Me gusta mucho lo que has escrito y lo encuentro una inspiración para mi matrimonio de 24 años con un hombre "perfecto para mí", también más romántico de lo que yo pensé. Me gustaron las palabras sabias de tu papá; también tengo un padre que me dió palabras sabias aunque no las mismas metáforas. ¡Qué disfruten mucho ustedes los años que Dios les dé!
    Beti

    ResponderEliminar
  2. Qué bonito hijita!!
    Es muy inspirador lo que escribes y me enorgullece mucho tu matrimonio y tu familia bella.
    Nos honran como papás!!
    Los amo!!

    ResponderEliminar
  3. ¡Felicidades! Güereja y Mario.
    No solamente por sus seis años juntos, sino porque todo lo que has escrito es visible y tangible en sus vidas.
    Han decidido fortalecer y hacer perdurables su amor, su matrimonio y su hermosa familia ¡Los amo!
    Gracias por compartirlo, hija amada.

    ResponderEliminar
  4. Felicidades a ambos .... me llenaste de emoción de esa que ya casi en estos tiempos no se ve o no se siente., de esa, que transmite paz y tranquilidad para creer que aun en estos tiempos todavia existe el amor genuino....que bello! que dure mucho, mucho tiempo.

    ResponderEliminar
  5. wow... no puedo creer que tan rápido hayan pasado 6 años... haha aun recuerdo haber sido la pequeña pajesita de 9 años en su boda XD
    *sigghhhh* inspirador
    es tan lindooo!!!
    les deseo lo mejor

    ResponderEliminar
  6. Priss: que gusto me da saber que lleven un lindo matrimonio.... aunque nunca me lo hubiera imaginado. ambos recuerdo que son lindas personas...
    y el matrimonio es una gran leccion de vida, de apdrendizajes. de AMOR!!!! y yo a mis 14 años de casada, cada dia veo en mi esposo, cosas positivas, que me hacen amarlo aun mas. y deseo eso para ustedes, con el paso del tiempo......Cintia Gonzalez

    ResponderEliminar
  7. Muchisimas gracias por todo el tiempo que dedicas a compartir tus experiencias, aprendizajes, y sentimientos, me siento tan bien de pensar que aun hay mucha gente buena, dispuesta a dar todo por el matrimonio y la familia; y saber que nuestros hijos en un futuro encontraran la pareja ideal para ellos. Nosotros llevamos casi 16 años de feliz matrimonio, de constante crecimiento y vamos por mucho mas con la bendicion de Dios!

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...