abril 18, 2010

La estabilidad se logra con estabilidad

El último episodio que vi del Encantador de Perros (Dog whisperer) me impresionó: un pastor alemán violento y agresivo tenía atemorizados a sus dueños y a todos cuantos pasaban por su cerca. César dijo que era un perro inseguro y por eso actuaba así. Trajo a otro perro estable para ayudarle. Se pararon justo enfrente del perro, por fuera de la cerca. El pastor alemán brincaba, ladraba, gruñía, se aventaba contra la cerca, estaba como loco.
César y el otro perro sólo estaban parados, tranquilos, serenos, como si nada estuviera pasando. Después de unos minutos, el pastor alemán comienza a tranquilizarse. Baja las orejas. Baja la cola. Finalmente se echa y gime un poco. Cuando César explica la situación, dice: “mi perro es estable y percibe la inseguridad en el otro perro, pero no lo juzga; lo ayuda a estabilizarse siendo estable él”.

Me quedé pensando mucho en esto: el perro percibe la inseguridad del otro, pero no lo juzga, sino que le ayuda siendo estable él. Me hace reflexionar mucho acerca de mí misma. ¿Cómo respondo yo ante la inseguridad o inmadurez de otros? ¿Los ayudo a estabilizarse siendo estable yo, o los juzgo y me contagio de su inestabilidad?

Aboliendo el juicio

He descubierto que en mi interacción con los niños (y no sólo con ellos, sino con muchos más, pero ese es otro tema) existe juicio. El juicio proviene de una actitud de superioridad y de creer que soy perfecta. Es absurdo decir que creo que soy perfecta, pero en verdad existe (¡existía!) ese pensamiento dentro de mí. Esa perfección se traduce en que tengo expectativas muy altas y muy egoístas para mí y para los que me rodean. Quiero que los niños alcancen el nivel que yo he decidido en mi mente que deben alcanzar. Quiero niños “flanders”, perfectos, que no cometan errores; porque desde mi perspectiva, yo no cometo errores, entonces ellos tampoco deben hacerlo; y para empeorar la situación, agregamos un ingrediente extra: La comparación. Al ver a otras familias, mamás o niños y darme cuenta de que son mejores que yo, hay resentimiento contra mis hijos y entonces reacciono violentamente contra ellos. La clave aquí es reconocer que no soy perfecta y mis hijos tampoco lo son, ni lo seremos. Todos nos encontramos en diferentes niveles de maduración y vamos caminando hacia allá.

Es verdad que yo estoy aquí para ayudar a mis hijos a madurar, pero mis reacciones tienen una importancia vital en ese proceso. Yo ya sé lo que tengo que hacer, y muchas veces no lo hago, ¿Cómo me gusta que los que me rodean –mi esposo, principalmente – reaccionen ante mis equivocaciones? Mis hijos ya saben lo que tienen que hacer, pero muchas veces no lo hacen, principalmente porque son inmaduros… ¿cómo voy a reaccionar yo ante esas equivocaciones? ¿Qué quiero lograr al corregirlos: juzgarlos y que sepan que hicieron mal a través de la reprobación y el reproche?, ¿o hacerles sentir que estoy allí con ellos para darles la mano y ayudarlos una vez más, con amor, bondad y empatía?

El amor es dar para las necesidades de otros sin que mi motivación sea la recompensa personal. El egoísmo busca suplir sus propias necesidades sin importarle los demás. La bondad es apoyar a otros durante sus momentos de debilidad para que puedan alcanzar todo su potencial. La aspereza reacciona contra su debilidad y les impide lograr los propósitos para los cuales fueron creados. La empatía es identificarse mental y afectivamente con el estado de ánimo de otro.

Últimamente hemos estado enseñando mucho en casa, el concepto de que todos podemos equivocarnos, y la manera de responder ante las fallas del otro no es enojándome o señalándolo, sino con tolerancia y paciencia, ofrecerle mi ayuda para que pueda superar su error. Finalmente, todos nos equivocamos alguna vez, y cuando sea mi turno, ésa es la reacción que yo quisiera recibir de los demás. Si esto les pedimos a los niños, cuánto más debo exigir de mí misma en situaciones tan simples como cuando la leche se derrama en la mesa o alguien no alcanza a llegar al baño…

Venciendo el miedo

Es de resaltar que el encantador de perros resuelve el problema con el perro muy rápidamente, pero dedica mucho más tiempo de la terapia a tratar con los dueños. He descubierto que muchos de los “problemas de los niños”, en realidad son MIS problemas. Yo soy la fuente del problema, y les transmito mi estrés e inseguridad, al igual que los humanos lo hacen con los perros y desequilibran a los pobres animales.

Necesito vencer el miedo. Miedo a los berrinches, a sus reacciones, a respuestas negativas, a humillaciones en público. Al tener miedo, entonces me involucro emocionalmente con sus reacciones: me enojo, tengo ansiedad, soy violenta. La razón de tener miedo es porque la situación me afecta personalmente: bloquea MIS prioridades del momento, ME avergüenza en público, ME cansa, ME quita tiempo, altera MI horario… una perspectiva totalmente egoísta.

Los niños necesitan estabilidad, y una mamá temerosa no puede darla.

Trayendo la libertad

Últimamente me había sentido como la mamá de Kevin Arnold, en “The Wonder Years”. Una mamá cuyo amor empalagoso y sobreprotector nunca es correspondido.

Descubro que necesito romper los yugos que nos oprimen y nos limitan. En mi caso, identifico el yugo de los horarios, los tiempos, las actividades. Siempre existe la premura, la necesidad de cumplir algo, pero muchas veces es mi propia comodidad o la practicidad para acomodar las cosas o mi ambición de lograr algo visible, lo que me empuja a afanarme día a día. Yo no soy flexible con la forma en la que quiero que se hagan las cosas y obligo a los niños a hacer lo que yo digo, sin hacer un esfuerzo por buscar otras alternativas.

Siento que mucho de mi estrés y afán nace de la falta de flexibilidad.  Creo que puedo incursionar en la creatividad y probar diferentes rutinas, diferentes horarios y sobre todo, disfrutar cada momento, sin tener siempre la carga de estar pensando en el siguiente momento y en cómo lo voy a solucionar. Reconozco que me pongo a mí misma y a mi comodidad o lo que “se tiene” que hacer en la casa, antes que los niños, sus necesidades o sus preferencias.

Necesito liberar a mis hijos de mis propias expectativas y dejar que ellos solos sean atraídos natural y sanamente a mi amor e interés genuino. No quiero ser una mamá empalagosa; para eso necesito darles espacio, dejar que ellos solos me busquen, y entonces, recibirlos con el corazón abierto bien dispuesto a ESCUCHAR y a COMPRENDER.

Tomando el Control

En primer lugar, yo necesito tomar el control de mí misma. Estar todo el tiempo al pendiente de mis propias emociones. Verificar qué les estoy transmitiendo a los niños con mi espíritu, alma y cuerpo, más que con mis palabras o instrucciones.

Me gusta visualizarme a mí misma como un paramédico en medio de una emergencia. Él tiene el control total de la situación. Y lo tiene porque está sereno. Toda la gente alrededor está en pánico, ansiosa y en su afán de ayudar, entra en estrés corriendo de aquí para allá, sin hacer nada útil. El paramédico llega tranquilo, sereno, asertivo. Tranquiliza a todos y le delega a cada quién su función sin tomar el problema como personal, y jamás se involucra emocionalmente. Muchas veces he jugado el papel de la multitud estresada que no sabe qué hacer, pero ahora estoy aprendiendo a ser el paramédico que le da a cada quién lo que necesita y que sabe exactamente cómo reaccionar en cualquier emergencia… o berrinche. Para eso necesito creer que yo tengo ese control, que yo soy la mamá, que estoy totalmente capacitada, y entonces, proyectarlo con todo mi ser… no importando cuán fuerte ladren los perros detrás de la cerca...

Estoy tomando pequeñas decisiones cotidianas para liberarme y liberarlos y dejar mi egoísmo atrás y estar verdaderamente disponible para ellos, con el corazón abierto, y no solamente afanada y estresada, queriendo tener el dominio de todo. Un dominio a mis conveniencias.

Recientemente aprendí la diferencia entre un líder y un dictador: El dictador impone el cambio; el líder es el epicentro del cambio. Y eso es lo que estoy tratando de hacer: cambiar en mi interior y dejar que esas ondas producidas se extiendan lo más lejos posible, y que mi estabilidad finalmente estabilice a mi familia.

8 comentarios:

  1. AMIGA, ME ENCANTO EL ARTÍCULO, NO LO PODIAS HABER EXPLICADO MEJOR, MUCHAS VECES AUN SIN TENER HIJOS TODAVIA (AUNQUE NO FALTA MUCHO SI DIOS QUIERE) ME HE SENTIDO EN LA FORMA QUE TU TE SIENTES AL QUERER SER PERFECTA Y QUE LOS DE MI AL REDEDOR TMB LO SEAN, PERO DISTO MUCHO DE LA PERFECCIÓN Y ES CUESTIÓN DE ACEPTARSE Y DARNOS CUENTA QUE COMO BIEN LO COMENTAS NO SOMOS PERFECTOS Y NOS EQUIVOCAMOS, TEN POR SEGURO Q CUANDO TENGA A MI BB TENDRE Q LEER TU ARTÍCULO DE NUEVO! ESPERO QUE SIGAS COMPARTIENDO TUS REFLEXIONES TE QUIERO MUCHISIMO Y TIENES UN DON ASI QUE UTILIZALO.... BESOS DE TU AMIGA DE SIEMPRE

    ResponderEliminar
  2. Qué bonito y qué bueno es todo lo que estás aprendiendo Priss! LOVE YOU SO! Estás haciendo un excelente trabajo con esos niños y como esposa.

    ps... sacaste tu BLOGG!!! FELICIDADES!!!

    ResponderEliminar
  3. Georgina Ángeles19 de abril de 2010, 6:11

    Corazón!!!
    Me alegro mucho por tus descubrimientos y decisiones de vida!!
    Qué bueno también que los escribas y compartas con nosotros, porque nos ayudan a reflexionar.
    Te quiero mi vida y adoro a mis chiquitos y sé que todo esto es en beneficio de ellos. Y cada día vamos a ir viendo nenitos más estables y maduros... niños poderosos que impacten a la sociedad actual.
    Sigue compartiendo tus experiencias!!! Mientras nosotros te los cuidamos, jajaja
    Te amo!!!

    ResponderEliminar
  4. Priss,
    Gracias por compartirme tus experiencias, pues ayudan a edificar a mis hijos y a mi misma.
    Cada uno de los descubrimientos que has hecho es la liberación de miedos que nosotros como adultos hemos venido cargando y no nos deja caminar libremente.

    Eres una gran mujer, esposa y madre, de verdad te admiro mucho.
    Te mando un fuerte abrazo
    Alma

    ResponderEliminar
  5. Hermosa mijur valiente y amada.... que alegria ver tan bella persona transformada por el amor del creador puesto en sus padres para ella y ahora dando frutos para con sus crios y su compañero..... Gracias prit. por compartir... cuando te sea osible me llamas que me quede pensando en la platica del sabalo...

    ResponderEliminar
  6. Muchas gracias a todas. Las quiero y gracias por su apoyo y por ser de inspiración a mi vida.

    ResponderEliminar
  7. Priscila: que bonita manera de compartir tus experiencias, te agradezco mil que pueda aprender, reflexionar y poder modificar en una forma mas sana la manera en que trato de formar a mi hijo...soy tu fan no. 1. Felicidades lo haces excelente.

    ResponderEliminar
  8. Priss:

    Gracias por compartirme este documento!!

    Como compartimos en nuestra última plática, mi vida se ha compartido en un camino hacia la libertad, y ello implica que mis hijos sean cada ves mas libres de mis yugos. Ojalá lo hubiera entendido antes, cuando eran tan pequeños como los tuyos. Pero esto también lo tengo que perdonar y entender que será parte de su proceso de madrez. Debo mirar de ahora hacia adelante, convirtiéndome en fuente de dicha y paz, y no de presión para ellos.

    ¡Felicidades por decidir abrir tu blog!
    Estoy segura que dará mucho fruto.

    Con cariño,

    Rocío

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...